¡EL INDEPENDENTISMO PODRÍA ESTAR JUSTIFICADO!
Premio XXIV Certamen Literario Festividad de la lnmaculada Concepción Colegio Oficial de Farmacéuticos en Murcia 2017.





C. Benhard. P. G (Pseudónimo)
¡El independentismo podría estar justificado!
C. Benhard. P. G
Premio Certamen Literario lnmaculada Concepción Colegio Oficial de Farmacéuticos en Murcia 2017.
El tiempo, la más audaz memoria de la historia, todo circunda tras él. Es una subjetiva y ambigua variable física, hipócrita y confusa: cruel o adorable, mostrándose parca e interminable... Albert Einstein delató al observador condenándolo a su relativización. Resulta imposible alterarlo, revivirlo o retenerlo. Capaz de desgastar desde las piedras hasta el más duro metal. Inmortalizará todo acto y vivencia hasta el final de la existencia.
En sanidad el tiempo es vital y estratégico, mostrándose único y complejo. Entre su acción y reacción exige de una fugaz intervención, en consulta médica será un lujo, tiempo de más ni que pensar. La masificación en las ciencias de la salud lo condenará, su exigencia e insensatez antes o después provocará problemas de liquidez. Su alteración en la atención médica sujeta a sutiles desviaciones está, a veces su elevado costo nada desdeñable lo perpetuará.
Nuestra candidata, rezaba su largo y aburrido historial, presa de un simple y ligero atasco intestinal, aunque procedente de un centro estratégico y puntero, con exceso en su labor como del mundo entero, aún reforzado, dice la experiencia para las necedades de los mortales, transformando sus tiempos en críticos al aplicar los modernos adelantos de la sanidad cual oscuros agujeros mermarán su calidad, personalizados ahora en dilatadas y excesivas horas de sentado. El afectado sabe bien como y cuando accederá, más harto difícil será predecir el final; lo que liberará las arrogantes catecolaminas desencadenantes de iras, juramentos, quejas y hasta perversos pensamientos en las boticas a su encuentro.
La ofendida accedió a la apoteca, abatida tras su peregrinación a las
entrañas por la salvación, entregó su parte de salud y esperó ansiosa lo pactado. Recibida la medicación pagó su factura, más protestó por no conseguir receta alguna, aún razonada su exclusión de la financiación no alivió en nada su enojo y decepción. No había transcurrido media hora cuando volvió enfurecida: nerviosa, con dificultad en la respiración y pequeños lapsus de dicción. Preguntó quejosa por el boticario y de una dispensación no adecuada a recetario, al ser escasa en su función. Mostró su informe y aclaró, que según constaba en el manifiesto debía recibir 111 unidades de las píldoras elegidas como evacuantes, si cada caja contenía 30 de ellas, el mancebo menos sagaz habría acertado en dispensar 4 envases del purgante, más las 9 restantes queden en previsión de desliz, extravío u cualquier otro desafío. Revisado sutilmente el documento y confirmado por el aprendiz la falta en la comunicación del argot médico elegido, quizá agobiado por las prisas su galeno olvidó poner los guiones que acostumbra en las unidades que precisa. Mostrando el escrito los dichosos números proscritos:
1 1 1
Cuando con rigor y sabiduría, escribirse debería:
1-1-1, (3 dosis al día o 1 una dosis cada 8 horas).
Si sucede semejante desatino, cada testigo presencial se convierte en adivino, creyendo incluso hablar a la manera papal, "en ex cátedra". Efectivamente, el cretino a la derecha no tardó en estallar con contundencia, que en un andaluz cerrado y mal hilvanado, corrigió hasta dar por sentado:
-De tomarse tanta pastilla, hubiera acabado en el cementerio y en cuclillas, sin precisar ataúd alguno.
Con prisa por prender la candela en la discusión y bajo la influencia de la estupidez política del instante, alguien extremadamente inquieto, sarcástico y con talento, quemado por la contagiosa memez mediática, alzó la voz, e indignado amplió:
-Aquí, se tendría que haberse aplicado el derecho de independencia y hasta el mismo separatismo numérico, diría yo. Pues realmente sería la solución a evitar que tales números tan pequeños, tan pegados e indiscretos, confundan y puedan desencadenar una brutal cagalera terminal y, amigos míos, eso sí sería un pretencioso y justificado problema, y de Estado.
En memoria del nacimiento de Zorrilla (1817-1893)
Dr. Cayetano F. J. Pérez Gómez