UN MEDICAMENTO NO TENDRÁ ACIERTO, SI SU PUESTA NO ES LA CORRECTA
Premio XXIII Certamen Literario en la Festividad de la Inmaculada Concepción del Colegio Oficial de Farmacéutico de Murcia, 17 de diciembre 2016.





Permítanme señores que les transporte al pasado,.... no un lustro ni dos, si no mucho mejor, al Dorado. Pues fue siglo tierno e ingenioso y delicado; allí, el honor, el amor y la ofensa, eran delitos por sorpresa. Si alguien no era diestro en el manejo de las armas, más le valiera andar con tiento y calma; pues se podría ver envuelto en un atroz entuerto. Si a la pluma recurrieres, quizás solución no tuvieres; mejor adiestrar la espada que te ayudará en las andadas.
La anécdota que hoy pretendo contar, será la que vuestra merced después ha de juzgar, y para evitar descontento ante tanto lamento, he decidido anunciar mi manifiesto en verso y con talento. La idiotez, la burla y el engaño; a la postre siempre acarrearán lamentables desengaños. Sin más preámbulos, invoco a las musas que inmortalizaron a Góngora, a Béquer y a Calderón, para que provoquen en mí esa misma inspiración. Y juro, que por nada de este mundo pretendo aturdir con mi conjuro.
Nuestra malvada picaresca tiene mucho que ver en las cosas de entender, más si la ciencia es médica, harto difícil y dudosa se manifiesta. En España, el que no corre vuela: si olvidas, inventa; y si no sabes, hazlo a tientas. Aunque a veces los de temple arrebatado acabemos en tremendas torpezas, rozando la chaladura hasta perder la cordura o el oremus, como diría el clero. A lo peor en prisión, como final de la peregrinación.
Todo tratamiento, dícese la sublime culminación de un experimento, más para recuperar al contagiado hace falta, acierto, tesón y conocimiento; y la vida les va en ello, les obligó jurar el dios de las artes del curar. Las Boticas, no son más que mentideros de la ciencia para vencer la dolencia. Allí el enfermo, expone triunfos y desventuras de la revolución en el arte de las curas.
El estudio, el progreso y la investigación son infamias para la ocasión, versátiles y frágiles, a merced y disposición de la actual Constitución. Que sin parquedad y tiento en el Gobernante generarán tamaña discusión, a más de tremendo gasto, pobreza y desconcierto en la población.
Aceptamos ser pedantes los amantes de las ciencias del sanar, sin reparar que no todo el mundo maneja tan complicado recital, si difícil es escribir aún más lo es expresar. Es frecuente motivo de consulta en nuestro aposento laboral, dudas de este padecimiento, aquel tratamiento o esas extrañas palabras de enfermedad. Y otras muchas cosas más, que hoy no viene al cuento su narrar. Aún seguro, alucinará.
Nuestro protagonista, bonachón, aunque rudo hombre de honor; marido desconcertado, aburrido y desesperado. Pero con maravedís en su bolsillo, de lo contrario no ha lugar al chascarrillo.
Había estado el desdichado, todo el día postrado. Sin encontrar acierto en el remedio a su esposa dado, por el médico asignado. Siguiendo a ciegas lo que manda la vecindad, una colega íntima que aún sin pasar por Universidad alguna, pero con más persuasión, ciencia e insistencia que el mismo Ministro de la Gobernación.
Tras unos días de espera para conseguir audiencia, lo que tanto el Estado le había demorado y con la ayuda de la compañera de su hermano, que jugaba al mus con la prima del susodicho ilustrado. Astuta doncella era, a la par de ingeniosa, chismosa y bella. Pues es de todos sabido, cómo funciona "el boca a boca" en una ciudad tan tosca, como la que hoy se invoca.
Finalizada la sangría, las purgas, sudoraciones y otras auscultaciones; el galeno entregó su dolorosa y los alivios de la víctima a elaborar. Turno era del boticario, burlador del campo santo, de la química y del mismo diablo. Más para sorpresa del consorte, que con los remedios adquiridos y dándoselas de entendido, quedó sorprendido al no entender su prescripción:
V-í-a v-a-g-i-n-a-l.
-¿...por donde se aplicará esto?, exclamó fingiendo saber del traspiés, -¿será por la boca?, -¿por las posaderas?,...-o mejor, por dónde demonios pueda. A lo que el mancebo, conteniendo risa, compostura y situación. Contestó a toda prisa sin reparar demasiado en ser educado: -por la que le falta, -por la desconocida, -por la que disgusta a todas ellas y suena mal; -pero que es la justa y la legal. La sexual.
Ni que decir tiene, que el pariente fuese tan prudente, cortes y considerado. Más este humilde aficionado con sutileza e insistencia y cálamo en la mano, ha intentado crear picardía donde solo ordinariez y fealdad existía.
Ruego a Dios que se enterase el buen señor de la aclaración. Más si errase, la naturaleza es sabia y lo acertase: si la oral usase, su sabor le delatase; si la rectal eligiese, su tamaño lo impidiese; y si la genital fuese, pronto el efecto demandado obtuviese y su prurito presto cesase.
Sepan señores que todo desconocimiento de las vías de administración siempre puede acarrear una gran tormento por su irreparable confusión. Pues al utilizar la puesta incorrecta, puede que sus efectos no aparezcan y nada se ha de esperar de la medicina a considerar. Si tras esta exposición, Farmacología no aprendió, no desespere, otros tampoco lo consiguieron en años de estudio y con intención; espero al menos que un buen rato si haya pasado. Mis disculpas si a alguien ofendió, solo trataba de hacer ilusionismos literarios en el día de nuestra gloriosa Inmaculada Concepción.
El autor desea de corazón una feliz celebración, que la risa y el buen talante impregnen a tan grata Congregación. Y así acabo ésta, mi bufa apelación.
(En memoria del IV Centenario del genial maestro Cervantes)
Murcia 13/12/2016
Dr. Cayetano F. J. Pérez Gómez
Pseudónimo C. Harvey. P-G