POLONIA, LA INDESTRUCTIBLE

05.12.2016
Fig. 1. Segunda Guerra Mundial: Invasión nazi de Polonia.
Fig. 1. Segunda Guerra Mundial: Invasión nazi de Polonia.






Fig. 2.  Centro histórico de Varsovia
Fig. 2. Centro histórico de Varsovia

Su privilegiada situación centro europea, le dotaba de un caprichoso balcón orientado al Báltico por su parte norte (Gdánsk[1]). Quizá causa ésta de sus lamentables desdichas, pues despertó recelos entre sus deplorables y envidiosos vecinos. Ansiosos de poder y con potestad de destrucción.

De sus más de cuarenta asedios sufridos y defendidos entre 1600 y 1945, los más emblemáticos fueron <el Nazismo> durante la Segunda Guerra Mundial y <el Comunismo de Stalin> en la postguerra. Ambas invasiones fueron devastadoras. Los nazis diezmaron Polonia con su "blitzkrieg o guerra relámpago", rápida combinación ésta de sus unidades acorazadas y motorizadas con protección aérea, capaz de bloquear las comunicaciones enemigas, sin tregua ante una superioridad en tecnología bélica desconocida y una vasta disciplina militar. La historia narra innumerables aberraciones contra un pueblo tolerante buscando exterminar su población judía, al frente de ello un pusilánime, rencoroso y vengativo caudillo. Según mi hipótesis, con atroz miedo a una estirpe diestra e ingeniosa en el mundo financiero, y desmedido poder en las élites culturales de las artes, las ciencias y las letras.

Fue Polonia adelantada a su tiempo en libertad al culto, se le llamó por ello "asilo de herejes"; sus Constitución data de 1791, considerada la primera de Europa y la segunda del mundo, tras la americana. La Universidad Jagellónica de Cracovia fundada en 1364, es la cuarta más antigua de cuantas existen.

Es el polaco, el mayor país productor y exportador de manzanas del planeta, el segundo mayor importador de salmón noruego de toda Europa. Desde hace 500 años se disputan con Rusia el descubrimiento del Vodka con fines medicinales, aseguran ellos; aunque prefieran la cerveza como bebida favorita.

No existió Polonia como unidad jurídico-política, ni figuró en los mapas de Europa durante 123 años, a causa de los repartos entre los imperios de Prusia, Austria y Rusia. En 1976, los soviéticos la reconocieron mediante la "Eterna amistad entre Polonia y Rusia" en la Constitución de su país.

       


  Fig. 3. Plaza del Mercado de Poznan
Fig. 3. Plaza del Mercado de Poznan





Fig.4. Catedral de San Wenceslao y San Estanislao
Fig.4. Catedral de San Wenceslao y San Estanislao







Fig. 5. Campo de concentración de  Auschwitz
Fig. 5. Campo de concentración de Auschwitz
 

Sus esperanzas de vida son los 77 años, velan a sus difuntos durante tres días, muestran gran fervor al catolicismo y a lo tradicional; son corteses con sus mujeres y puntuales laboralmente, no así en sus horas de tedio. Odian y está mal visto dialogar con las manos en los bolsillos.

Uno de cada cuatro polacos disfruta de título universitario. Galardonados con 13 Premios Nobel, cinco de ellos en literatura. El popular director de cine, Roman Polanski, fue un superviviente del Gheto de Varsovia; Marie Sklodowska, popularmente Marie Curié, pionera varsoviana ganadora de un doble premio Nobel, en Física (1903) y Química (1911); el genial Frédéric Chopin, paisano de la científica, hizo romántico su piano; el astrónomo Nicolas Kopérnico, natural de Torum y estudioso de la Universidad de Cracovia, revolucionó las leyes del Universo al manifestar que "La tierra giraba sobre si misma cada 24 horas, y una vez al año circundaba completamente el sol". "El Sol, era pues el centro de todo"; el internacional y artificial "Esperanto", fue el idioma creado por un oftalmólogo judío; Alan Turing, matemático polaco, padre de las computadoras, descifró <Enigma>, el código secreto de trasmisiones alemán, valiéndose de <Bomba>, artefacto que acortaría la pugna mediante el criptoanálisis. Decisivo contra los submarinos en la Batalla del Atlántico.

Desafortunadamente sus bellas ciudades fueron despiadados objetivos de enclaves militares enemigos, tratadas desigualmente. Mientras Varsovia sería reducida a cenizas en represalias a su Levantamiento en 1944, e inspirar en las autoridades nazis <polonidad> con deseo de venganza y por ello castigada a su destrucción total, más sus impertérritos habitantes rescatarían ese esplendor arquitectónico traicioneramente usurpado, respetando su desgaste y fiel secuencia histórica; por ello hoy, su antiguo casco ha merecido ser Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, la vieja Cracovia como "elegida" conservaría su encanto y belleza intactos. Nunca pensó el depravado führer en su demolición, pues reconocía en ella antiguas raíces germanas: tras la invasión tártara, se reconstruyó según el Derecho Urbano Alemán de Magdeburgo en 1257, emulando en su trazado a Berlín; además hizo el despiadado alemán planes como futuro estado polaco germanizado, posible capital histórica, espiritual y cultural del maléfico tercer Reich. Sí conservarían intactas las sinagogas de Kazimierz, prueba, según el feroz dictador, de una pedante, pretenciosa y subhumana raza. Igualmente se especulaba, dada la estúpida superstición hitleriana, a creer en la leyenda de Chakra de Wawel (piedra con gran energía espiritual para influenciarse de sus poderes; curiosamente los adeptos y fanáticos polacos pensaban que esa misma fuerza sería su mejor protección).

Los nazis confiscaron propiedades, robaron obras de arte, joyas, expropiaron comercios, clausuraron negocios y cesaron cuantas instituciones culturales engrandecían al país. Osaron abolir los Scout polacos, quienes en apoyo a sus mayores se convirtieron en militantes activos de la resistencia, llamados Zawisza, formada por jóvenes entre 13-15 años (palabra que en polaco describe a los caballeros medievales, reconocidos por sus altos valores morales y amor a su patria). Los Batallones Escolares organizaban a chicos entre 15-17 años y los mayores de 18 años pertenecían a los Grupos Tormenta. Estos muchachos, independientemente de sus edades eran conocidos como los "Rangos Grises", operaban en el más absoluto secretismo hasta de sus progenitores.

Sus campos de exterminio aun hoy emanan nauseabundo hedor a muerte, reviviendo la memoria de quienes hicieron rentables tan macabros lugares. Hoy, su atmosfera adicta ya al viejo y agresivo gas, se resiste a ser liberada de su inmenso poder. Siempre evocarán viejas y tristes secuelas de tan crueles e imborrables actos para eterna vergüenza de descendientes de sus responsables; aunque sin remordimientos de culpabilidad al ser sometidos a esa patética parodia, que tuvieron a bien llamar, Juicios de Núremberg.

El 40 % de los prisioneros de Auschwitz eran polacos, fue Polonia el tercer país con más víctimas en la Segunda Mundial tras Rusia y China. Aun así, nunca se rindió oficialmente frente Alemania, ni logró ésta formar una división SS con tropas polacas.

El final de ésta devastadora contienda, desestabilizaría a Europa: su próspera parte occidental, con un prometedor futuro de libertad, progreso y bienestar. Pero ahogaría cruelmente su zona oriental, la enjaularía en una dañina cárcel, condenándola a un cruel régimen totalitario de artificiosas y sofisticadas fronteras. Dando comienzo otro sutil y diplomático conflicto, la "Guerra Fría" donde quedó presa Polonia, sometida a una abrupta esclavitud, nunca aceptada por su pueblo.

Se impuso pues la dañina Estalinización, cual nefasta industrialización e intento fracasado de colectivización agrícola (cesión gratuita de bienes al Estado, bajo amenazas y crueles represalias comunistas) arruinó al obrero; se sembró confusionismo en una sociedad plagada de trampas, de engañosos adoctrinamientos socio-juveniles, con destrucción de la cultura polaca mediante el utópico social-realismo y un diabólico anticlericalismo.

Mas Polonia hostigó al intruso y abusón soviético, e hizo incomoda y hostil su convivencia. Años después, el Astillero Lenin en Gdánsk a través del poder sindical de "Solidaridad", con Lech Walesa al frente. Conseguiría hacer testigo al mundo de la liberación de sus gentes y la reestructuración de esa débil Europa Oriental lesionada.

                                                   Varsovia 9 de octubre 2015

                                              Dr. Cayetano F. J. Pérez Gómez